Estos días se cumplen 49 años desde que el hombre llegó a la Luna. La misión espacial tripulada Apolo 11, fue la encargada de llevar a cabo esta hazaña. Exactamente, ocurrió el 20 de julio de 1969 y al día siguiente, el comandante Neil A. Armstrong pisó la superficie lunar. Leyendo algunos artículos sobre este tema, he descubierto algunas historias desconocidas muy interesantes.
Hubo un grupo de mujeres que sin ellas no hubiese sido posible este viaje. Se trata del trabajo realizado por varias matemáticas negras que realizaron cálculos fundamentales para esta misión y un grupo de costureras que fabricaron los trajes espaciales que requerían unas propiedades muy concretas.
Mujeres matemáticas negras
La NACA, actualmente NASA, contrató para el Departamento de Guía y Navegación, un grupo de mujeres afroamericanas matemáticas conocidas como "computadoras humanas". Entre ellas destacaron tres nombres, Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, cuyos trabajos fueron imprecindibles para establecer las complicadas trayectorias y ecuaciones que permitieron lanzar cohetes y astronautas en el espacio. Participaron activamente en el Proyecto Mercurio (1961-1963), cuyo objetivo era poner en órbita naves espaciales tripuladas y la misión Apolo 11, que consiguió la llegada del hombre a la Luna en 1969.
Katherine Johnson, experta matemática, fue asignada a la West Area Computer. Sus trabajos fueron esenciales en el cálculo de la trayectoria del viaje suborbital realizado por el estadounidense Alan Shepard, el 5 de mayo de 1961 y el considerado como primer vuelo orbital alrededor de la Tierra llevado a cabo por John Glenn, el 20 de febrero de 1962 (ya antes había viajado al espacio el ruso Yuri Gagarin el 12 de abril de 1961). En esta época, los cálculos realizados por las computadoras electrónicas no eran del todo fiables y John Glenn se negó a realizar el viaje mientras los resultados no fuesen comprobados por Katherine Johnson.
También participó en las misiones Apolo 11 y Apolo 13. En la primera, intervino en los cálculos referentes al momento en que la sonda debía abandonar la superficie lunar para engancharse al módulo de servicio. En la segunda, propuso los procedimientos y cartas de navegación necesarias para que los astronautas pudiesen regresar a casa sanos y salvos, tras abortarse la misión por una explosión dentro de la nave que impidió el funcionamiento del ordenador de a bordo.
Dorothy Vaughan ocupó el cargo de supervisora y directora de la West Area Computer. Fue la primera mujer negra que consiguió este puesto. La unidad de Calculistas del Área Oeste, formada exclusivamente por mujeres afroamericanas matemáticas, sufrieron segregación racista, estando obligadas a utilizar baños y cafeterías distintas a las usadas por las mujeres blancas. Vaughan siempre se preocupó por los derechos laborales de sus empleadas y luchó por cambiar las cosas.
Mary Jackson, fue la primera mujer negra en alcanzar el título de Grado en Ingeniería en la NASA. Sus investigaciones se centraron en el estudio del túnel del viento, análisis de los efectos de arrastre o empuje que produce el viento sobre cuerpos sólidos como aviones, cohetes o naves espaciales. Ayudó a que las mujeres ascendiesen en sus carreras. Asesoraba como cambiar sus títulos de matemáticas a ingenieras, esto mejoraba considerablemente las posibilidades de ascenso.
La historia de estas mujeres se recoge en el libro "Hidden Figures" de Margot Lee Shetterly, llevado al cine recientemente. En este caso, se refleja la invisibilidad de este grupo de pioneras en la NASA, cuyos trabajos apenas han sido destacados siendo imprescindibles para la carrera espacial. Sirve como ejemplo para destacar la desigualdad de la mujer en las carreras científicas, denunciar el racismo y es un caso evidente del techo de cristal, se expone la limitación que sufren las mujeres en su ascenso profesional.
Costureras de los trajes espaciales
Si el trabajo de las matemáticas fue importante, no lo fue menos el de las costureras que fabricaron los trajes espaciales que permitieron a los astronautas pisar la superficie lunar. Su tarea aún es más desconocida e invisible que la realizada por las calculistas.
Los trajes fueron confeccionados por un grupo de costureras del pueblo de Frederica, en Delaware. Estas mujeres se dedicaban a coser prendas de ropa interior de la conocida marca Playtex. En el diseño del modelo debieron competir con la industria armamentística dominada por hombres.
El diseño debía cumplir unos requisitos muy estrictos y precisos. Es la única prenda que se puede utilizar para realizar EVA (actividad extravehicular) o IVA (intravehicular) en el espacio. Debe resistir condiciones extremas de temperatura, sirve de escudo ante distintas radiaciones, protege de la nula presión atmosférica garantizando una presión interna estable, tiene que ser ligero para favorecer la movilidad de los astronautas, debe contener un sistema de aporte de oxígeno, así como un cómodo sistema de gestión de desechos corporales y sistema de telecomunicaciones, entre otros.
Las costureras de Delaware confeccionaron un traje con 21 capas superpuestas, el más avanzado tecnológicamente de la historia, que garantizaba que se cumpliesen los requisitos anteriores, todos ellos, cuestiones de seguridad extrema. Cabe imaginar la complicación de la tarea encomendada a estas mujeres.
Antes se habían desechado otros modelos realizados por otras empresas en principio más competentes. Un traje explotó, otro fue diseñado con un tamaño de hombreras demasiado grande que no permitía la entrada y salida de los astronautas por la escotilla de la nave y otros fueron copias del modelo de las 21 capas, que facilitaba la capacidad de flotar de los tripulantes, pero imposibilitaba el trabajo de campo.
Para la NASA, no fue fácil encomendar el trabajo a unas humildes costureras encargadas de coser prendas tan poco glamurosas como fajas femeninas, pero debió aceptar el trabajo excelente realizado por estas mujeres y finalmente, les adjudicó el proyecto, aunque obligó a la marca a cambiar de nombre. No querían que el nombre de Playtex estuviese relacionado con la carrera espacial, según ellos desprestigiaba el programa científico y tecnológico llevado a cabo. Lo más importante es que la labor de estas mujeres disciplinadas y excelentes en lo que hacían, fue necesaria e imprescindible en la misión del Apolo 11.
Hay muchos trabajos silenciados y silenciosos que merecen la pena reconocer de vez en cuando.
Fuente: jotdown.com
mujeresconciencia.com
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