En la actualidad, que estamos en la época de la comunicación y la imagen, la manera más fácil de expresar una serie de contenidos es a través de una infografía. Esta se define como una combinación de imágenes sintéticas, explicativas y fáciles de entender y textos con el fin de comunicar de manera visual para facilitar su transmisión.
Claramente, la actividad científica no es ajena a esta manera de comunicar. De hecho, es una de las maneras más atractivas de transmitir ideas en el campo de la divulgación científica o de la educación.
Las siguientes imágenes muestran algunos ejemplos de infografías a nivel de usuario que podemos hacer cualquiera de nosotros.
La infografías aportan información accesible y producen estímulos visuales atractivos. En general, llaman la atención al receptor de manera más agradable que otro tipo de textos. Particularmente, prefiero la información científica más austera, a partir de los tradicionales manuales universitarios u otros, pero reconozco que las infografías son una manera fácil y estimulante de hacer llegar la ciencia a todos los públicos.
Cualquiera puede crear este tipo de presentaciones. Existen algunas herramientas bastante intuitivas y sencillas de utilizar tales como Genial.ly, Piktochart.com o Canva. Estas herramientas se pueden completar añadiendo imágenes o archivos vectoriales gratuitos que se pueden descargar de bancos de recursos como Flickr o Pixabay.
Haciendo un poco de historia sobre las infografías he encontrado unas ilustraciones científicas geniales, sorprendentes e impresionantes del siglo XIX realizadas por John Philipps Emslie. En ellas se observa y se muestra de manera magistral dibujos relacionados con distintas ramas de la ciencia como son magnetismo, electricidad, geometría, hidrostática o máquinas.
En el otro extremo, se encuentran estas infografías animadas realizadas por Eleanor Lutz, licenciada en Biología molecular, que se dedica a la investigación y al diseño científico. En su blog Tabletop Whale puedes encontrar todas sus excelentes creaciones.
Una imagen vale más que mil palabras, aunque no siempre.